Una vida humana no es suficiente para experimentar toda la gama de circunstancias de la vida y para tomar las decisiones. Por ejemplo, el alma necesita para experimentar la vida como hombres y mujeres, ya que la víctima y el agresor, como el alumno y el profesor… Por lo tanto, el alma re-encarna muchas veces durante el fin de experimentar todo el espectro de la vida.
El ser humano de nuevo y de nuevo con otro cuerpo (y circunstancias de vida diferentes) cada vez que capacita al alma para experimentar toda la gama de posibles perspectivas y relaciones y todas las lecciones que éstos conllevan. A través de muchas experiencias humanas diferentes, el alma poco a poco se vuelve más consciente de sí mismo, poco a poco descubre más de sus verdaderas capacidades y poco a poco aprende a superar las limitaciones ilusorias de ser físico.
En general, el alma aprende mejor a través de un «comparar y contrastar» el proceso, no a través de la repetición ciega. De ahí que cualquier vida dada puede ser completamente diferente de algún modo de la última. Desde la perspectiva del alma de vista, hay poco valor en repetir el mismo tipo de vida una y otra vez (a no ser, es decir, hay una lección específica dentro de ese estilo de vida que aún no se ha aprendido – en cuyo caso, Día de la Marmota es una excelente metáfora). Cada vida humana es una oportunidad de aprender lecciones específicas.
Un curso de la vida, por ejemplo, podría centrarse en el aprendizaje mayor auto-responsabilidad mientras que el siguiente podría centrarse en ser amable con los demás. Si en un curso de la vida del alma experimenta ser un hombre con mucho poder sobre las mujeres, por ejemplo, entonces sería de valor para contrastarlo con la experiencia de ser una mujer sin poder.
El alma no tiene preferencia por un lado de la ecuación o el otro, ya que ambos lados ayudar a extraer los diferentes aspectos del alma.
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