La condición dispares entre los individuos y las razas es real, y forma parte del patrón de la existencia humana, pero una vez que la razón de esta disparidad se entiende, ya no puede seguir siendo una duda sobre el amor compasivo y la justicia de nuestro Divino Padre.
En cuanto a las etapas de desarrollo alcanzado, estos se encuentran en un estado de cambio constante de evolución y adaptación. Algunos todavía están en una etapa primitiva, mientras que otros ya están muy avanzados en el camino. El principal obstáculo del hombre es la falta de discernimiento y comprensión, su visión miope, hace que esta no se acentúe y por el contrario distorsione el plano astral envolvente, en la que la mayoría todavía se mueve y viven. Debemos reconocer que la personalidad es sólo el instrumento físico, que es ocupado temporalmente por el real e inmortal hombre interior, el alma.
Nuestra “envoltura” material como la carne, la sangre y el hueso, son definitivamente mortales, y estos “mueren” en el final de la vida, cuando el alma, junto con la esencia de la vida, se retira. El cuerpo sin vida se desintegra en sus átomos constituyentes, pero el alma inmortal es transferido a uno de los niveles etéricos, en función del desarrollo espiritual alcanzado. La existencia continuará «normalmente» en estos niveles superiores. Después de una estancia larga o corta en estos ámbitos subjetivos, una necesidad cada vez mayor va a desarrollarse en el alma. La evolución seguirá estando siempre más allá de la concepción humana, pero, al parecer, para la realización de ese propósito esta será esencial para el alma. A partir de estas experiencias el alma recoge la «esencia», que se transmite al Ser Superior para servir a algún propósito desconocido alto en nombre del Logos (es el nombre secreto de Amuna Kur). Todo lo que concierne al hombre es el hecho de que el alma necesita de estas experiencias, y para que los cuerpos humanos en la Tierra requieran a través del alma, cuales pueden funcionar.
Un largo camino nos espera en nuestro desarrrollo!
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