Los yoguis del antiguo sistema de filosofía Sankhya ofrecen una visión profundamente mística. Ellos estudiaron el karma a niveles profundos de la ampliación y destacaron su influencia en el alma del hombre. Lo que vieron fue una gelatina plásmica palpitante dentro de los cuerpos sutiles de cada persona. En cada vida, algunas de estas semillas kármicas son liberadas en el sistema nervioso con impulsos codificados y tendencias que afectan a las acciones presentes.
Cada karma, o acción, genera una vibración, una distinta oscilación de fuerza, una vasana, o inclinación subliminal continua vibrando en la mente. Estos vasanas son conglomerados magnéticos de las impresiones subconscientes. Así los actos de amor atraen a actos de amor, la maldad atrae malicia. Y cada acción del karma continúa atrayendo hasta que esta se desmagnetizada. Esto se logra a través de volver a experimentar, o resolver la comprensión a través de otros medios más sutiles y prácticas espirituales.
El fenómeno místico de la meditación:
La meditación está ligada también con el karma. Por otro lado las visiones, los trances, místicos o algún otro fenómenos ocultista no implica que estos sean necesariamente más evolucionados que a otros que no poseen estas experiencias de clarividencia. Cada persona debe perfilar su propio curso interior, sin que le preocupe las experiencias adquiridas de otros.
A través de nuestros cuerpos realizamos una variación de acciones, ya sean negativas, positivas, neutras, útiles o despreciables. Cada acción tiene una reacción igual contraria, esas reacciones pueden ser instantáneas o tomar unos meses o años más tarde, algunas reacciones puede que incluso sucedan en vidas posteriores.
Volveremos con más enfoques del karma en la visión mística!
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