Las direcciones son mundos distintos que se mueven en el espacio infinito y ofrecen a los espíritus que encarnan, el avance de las direcciones de ellos. Las condiciones de los mundos en el grado de avance o inferioridad varía en función de sus habitantes. Hay mundos bajo la tierra, física y moralmente, otros en la misma categoría y hay también más alta. Los mundos son primitivos en las primeras encarnaciones del alma humana. En los mundos de expiación y pruebas, que incluye la Tierra, el mal prevalece. Ya en el mundo de la regeneración, es donde evoluciona el espíritu que viene con una nueva fuerza para proseguir el viaje, por consiguiente los mundos también evolucionan, en donde el bien vence al mal y, finalmente, los mundos celestiales es habitado por los espíritus purificados.
Para encarnar en un mundo, los espíritus pasan a través de todas las etapas. Una vez hecho esto, están cambiando su mundo hasta llegar al estado de espíritus puros. De la misma manera estos espíritus pueden ser adjudicados por la evolución, de acuerdo con un mundo mejor, pero también pueden ser relegados a los mundos inferiores como consecuencia del incumplimiento de sus funciones. En realidad todo depende de su trayectoria.
Muchos se preguntan por qué demonios hay tanto sufrimiento, tantas desgracias de toda índole. Pero no se debe concluir que la especie humana está perdida, porque la Tierra no está en la especie humana, tan sólo es una parte de ella. No se olvide del dicho «hay muchas moradas en la casa de mi padre», por lo que hay otros mundos habitados, felices y desarrollados. En comparación, la Tierra corresponde a un pueblo contra un imperio.
A medida que la Tierra tiene un lugar de expiación, no podemos esperar que aquí no haya dolor y sufrimiento. Estamos en este planeta para evolucionar, aprender del dolor. Cuando los hombres crecen espiritualmente, dejaran la Tierra, en dirección a un mundo mejor.