Así que si usted ya sabe que todos hemos vivido otras vidas aquí en la tierra, sabemos que hay una ley de la armonía y perfección que rige el universo, que es «dado a cada uno según sus obras».
Si después de un minucioso examen y honesto (que a veces es muy difícil) se llega a la conclusión de que no se tiene que sufrir tantas desgracias, entonces podemos decir que las causas están en el pasado lejano, antes de que ocurra una encarnación actual. En estas circunstancias, tenemos que encontrar la fuerza, cada uno a su manera, para transformar el sufrimiento en la bendición y la lección de pasar por situaciones difíciles de la mejor manera posible.
Pero si busca bajo el punto de vista espiritual, cada uno sufre las consecuencias de sus actos. No se puede decir que la destrucción es necesaria para la regeneración moral de los espíritus, que adquieren cada nueva existencia, un nuevo nivel de perfección espiritual. Por lo tanto, entendemos que debido a nuestros propios errores, el dolor a menudo se hace necesario. Es como un niño que necesita poner el dedo en el fuego para saber que quema. Si este escuchó el consejo de los padres, no tendría que quemarse. Este es el caso de nuestra humanidad. ¿Cuánto dolor y sufrimiento podría evitarse si en vez de guerras se buscó el camino de la hermandad?.
Una doctrina de la liberación:
Como podemos ver, la doctrina espiritual no predica el fatalismo y la ciega resignación ante las tragedias de la vida o las tragedias colectivas. El Espiritismo enseña que la ley es una y por cada acción que realizamos se tiene al respecto una reacción. Debido a la naturaleza, mientras que el hombre no se preocupa por el respeto del planeta, este recibirá enfrentamientos más violentos en respuesta. En los casos en que la causa de la acción sea independiente del hombre, sin embargo, sabrá que el espiritismo nos enseña que no hay víctimas al azar. Todo sigue un plan perfectamente armonioso y cuando las causas del sufrimiento no se puede atribuir en esta encarnación, es porque su origen se pierde en las brumas del tiempo…
La lección más importante que una doctrina de vida nos enseña es que en la caridad, extienda los brazos y apoye a los necesitados, esa la misión de todo el espíritu sublime.
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