Había un hombre que amaba a Dios y había logrado un avance espiritual poco, pero que también tenía un pocos deseos mundanos dejado de cumplir. Al final de su vida, un ángel se le apareció y le preguntó: «¿Hay algo que todavía quieren?»
«Sí,» dijo el hombre. «Toda mi vida he sido débil, delgado y enfermo. Me gustaría en mi próxima vida para tener un cuerpo fuerte y saludable.
En su próxima vida le dio un cuerpo fuerte, grande y saludable. Era pobre, sin embargo, y era difícil mantener ese cuerpo robusto bien alimentado. Por último, todavía tiene hambre, él se estaba muriendo. El ángel se le apareció de nuevo y le preguntó: «¿Hay algo más que deseo?»
«Sí», respondió. «Para mi próxima vida, me gustaría un cuerpo fuerte y saludable, y también una cuenta bancaria saludable!»
Bueno, la próxima vez que tenía un cuerpo fuerte y saludable, y también fue rico. Con el tiempo, sin embargo, comenzó a llorar que no tenía a nadie con quien compartir su buena fortuna. Cuando llegó la muerte, el ángel le preguntó: «¿Hay algo más?»
«Sí, por favor. La próxima vez, me gustaría ser fuerte, sano y rico, y también para tener una buena mujer para una mujer. »
Pues bien, en su próxima vida le dio todas esas bendiciones. Su esposa, también era una buena mujer. Por desgracia, murió en su juventud. Para el resto de sus días, apenado por la pérdida. Él adoraba sus guantes, zapatos y otros objetos de interés que eran preciosos para él. Mientras agonizaba de dolor, el ángel se le apareció de nuevo y dijo: «¿Y ahora qué?»
«La próxima vez,» dijo el hombre, «me gustaría ser fuerte, sano y rico, y también para tener una buena esposa, que vive desde hace mucho tiempo.»
«¿Está usted seguro de que has cubierto todo?», Exigió el ángel.
«Sí, estoy seguro de que eso es todo este tiempo.»
Pues bien, en su próxima vida que había todas esas cosas, incluyendo una buena esposa que vivió mucho tiempo. El problema era que ella vivió por mucho tiempo! A medida que crecía, él se enamoró de su secretaria joven y bella, hasta el punto que, finalmente, dejó a su esposa bueno para esa chica. En cuanto a la niña, lo único que quería era su dinero. Cuando llegó a sus manos en él, se escapó con un hombre mucho más joven.
Por último, como el hombre se estaba muriendo, de nuevo al ángel se le apareció y le preguntó: «Bueno, ¿qué es esta vez?»
«¡Nada!», Gritó el hombre. «Nada de nuevo! He aprendido la lección. Veo que, en cada realización, hay una trampa. A partir de ahora, si soy rico o pobre, sano o no sano, casado o soltero, si aquí en la tierra o en el plano astral, yo solo quiero mi Divino Amado.
Donde quiera que Dios este, no solo se encuentra la perfección si no tambien la paz!
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