En cuanto al tema de la belleza, parece que cualquier arquitectura facial en particular, puede percibirse como bella o hermosa. La percepción de la belleza depende en gran medida de factores como la complexión y el físico. Por ejemplo, una mujer en una encarnación pudo ser alta, delgada, con una piel maravillosa, una sonrisa perfecta y un cuerpo bien formado. Debido a estos factores y su efecto en su apariencia, esta mujer pudo llegar a ser una modelo famosa o una reina de belleza. En otra encarnación, esta misma mujer, con idéntica arquitectura facial, podría nacer con una complexión gruesa, un cuerpo fuerte y los dientes chuecos. Esta mujer ahora podría ser considera por los observadores de apariencia ordinaria.
El punto es que cualquier arquitectura facial puede ser percibida como bella o atractiva, con base en estas variables. Creo que podemos alternar entre ser atractivo y común, de una vida a la otra, en base a las lecciones que debemos aprender en esa encarnación en particular.
Cambio de religión, nacionalidad, raza, origen étnico y género a través de las encarnaciones
Una observación importante hecha en la investigación de la reencarnación es que las personas pueden cambiar de religión, nacionalidad, afiliación étnica, raza y género de una vida a otra. La mayoría de las guerras se basan en las diferencias en estos marcadores culturales de identidad. Uno de los casos de reencarnación más fuerte que demuestran el cambio de religión, la nacionalidad y origen étnico de una encarnación a otra es la de Ana Frank | Barbro Karlen.
Ana Frank fue perseguida y murió en un campo de concentración como judía, mientras que Barbro nació en una familia cristiana en Suecia.
Si el pueblo alemán durante la Segunda Guerra Mundial hubiera sabido que uno podría nacer judío en una vida y cristiano en la otra, entonces el Holocausto nunca hubiera sucedido.
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