La primera vez que vi un anuncio de un regreso Ilustración Intensivo en 1991, yo era bastante escéptico. «Una oportunidad para experimentar el cambio en el estado de conciencia conocido tradicionalmente como la iluminación», dijo-y en sólo tres días? Tenía que haber una trampa! Pensé que iba a tomar cursos de la vida, incluso décadas, para llegar a tal estado.
Deduje que el formato era como un cruce entre un retiro de meditación zen y un grupo de terapia intensiva, que combina sin parar contemplación con ejercicios de comunicación uno-a-uno. Los participantes pasan los tres días enteros contemplando una pregunta como «¿Quién soy yo?», Y de vez en vez se comunican a los socios que se dieron cuenta de cómo resultado.
La comunicación poco me preocupaba. Como recién llegado al campo de crecimiento, no tenía ninguna experiencia en el asesoramiento o la terapia (a pesar de ser un psicólogo), y yo no estaba acostumbrado a compartir mis pensamientos y sentimientos con desconocidos. Me gustó la idea de contemplar lo que soy, sin embargo.
En ese momento de mi vida yo estaba literalmente ansioso por conocerme a mí mismo. Exteriormente, presenté un bien ensayado «cool dude» persona. Pero por dentro me vi como un patán tímido, nervioso, con una sombra muy oscura. Yo había estado en una crisis de identidad desde mi adolescencia, y ahora, acercándose a mi trigésimo cumpleaños, supuse que era el momento que dejé de jugar y encontrado mi self’-si es cierto que tenía una cosa así. Supuse que probablemente podría beneficiarse de buceo en la parte más profunda y haciendo un trabajo muy pesado sobre mí mismo. No tenía nada que perder …
Me encontré, como todo el mundo, pasando por todo tipo de cosas durante los tres días de ansiedad, diversión, aburrimiento, frustración, alegría, tristeza.
En el primer día que se vio afectado principalmente por el orden de la situación, la falta de distracciones cotidianas, como la televisión. Es increíble como puede parecer interesante fondo de pantalla una vez que la búsqueda interior empieza a morder! Sin el apoyo de la estructura del grupo como un recordatorio constante, sé que no habría tenido la fuerza de voluntad para quedarse con la técnica. Algunas personas pronto quería salir, pero el maestro nos aseguró que las resistencias van y vienen todo el tiempo. Acabo de resolver para llevarlo a cabo, darle mi mejor esfuerzo.
En el segundo día se parecía más a tomar la tapa de mi inconsciente. Había todo tipo de recuerdos espontáneos, sentimientos, imágenes, fantasías, al igual que otros en el grupo. Ver a otros que toman riesgos para decir lo que realmente estaba pasando por ellos era, para mí, muy inspirador, y empecé a sentirme muy cerca de varios en el grupo, a pesar de (o debido a) las formalidades.
Ese segundo día fue el más ruidoso-no estaba gritando, gritando, la risa histérica, sin embargo, todo el tiempo que permaneció sentado con respeto en nuestras filas ordenadas!
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