En el post anterior hablamos de los impulsos compulsivos, hoy para ampliar el concepto y complementarlo trataremos el tema del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).
En el marco teórico, el término obsesión proviene del latín obsessio, -onis. Que significa asedio, el cual se refiere en cuanto a describir una perturbación anímica que se produce por una idea fijada, o una idea que obsesionadamente atrapa la mente de una persona. Esto para la patología refiere de ser un síndrome de carácter ideático y emocional, el cual se refleja en la aparición de pensamientos o sentimientos que a su vez estos se juntan en conjunto como un estado de ansiedad.
Por otra parte, tenemos que el término compulsión va estrechamente ligado a la obsesión, así pues la compulsión viene como consecuencia de la obsesión. Este se deriva como un impulso irracional, irresistible y a la vez repetitivo que ejecuta una acción contraria a la razón lógica y que si no se ejecuta, esta produce una gran ansiedad si no se realiza, y en ella prevalece una marcada idea obsesiva.
Es como sentirse “secuestrado” dentro de uno mismo en el cual la fuerza interior determina y domina el pensamiento a la vez la acción de una persona que va en contra de su voluntad y en el cual el individuo se siente coaccionado. Por el cual el sujeto efectúa actos irracionales sabiendo muy bien que esto no responde a ninguna razón lógica, pero que a la vez necesita que se realice estas acciones para saciar su sed de angustia.
El Trastorno Obsesivo Compulsivo requiere de una ayuda psicológica para salir de esa cárcel en la cual uno puede estar enmarcado.