La reencarnación según Allan Kardec

Mucha gente se pregunta ¿Qué debe pasar con el Espíritu que está a la espera del nacimiento? ¿Donde el espíritu se queda y tiene conciencia de la vida que irá a vivir en la tierra? «. Espíritus saben que se reencarnan, así como nosotros sabemos que vamos a morir algún día, y así como no lo sabemos ellos también tienen esta duda, o no saben cuándo ocurrirá.

«Así como la muerte es una necesidad de la vida corporal, la reencarnación lo es para la vida espiritual».

Todos sabemos que moriremos, pero algunos que están más avanzados espiritualmente, buscan la información sobre la vida fuera de nuestro cuerpo. Esto también sucede en el mundo espiritual, algunos espíritus más adiestrados saben acerca de la reencarnación y lo ven como una oportunidad de aprendizaje y otros como un castigo. Por recelo, algunos espíritus pueden retrasar la reencarnación por miedo a lo desconocido, también según Kardec, hay espíritus cobardes e indiferentes, que dejan un revés de consecuencias. También están aquellos que quieren anticipar el regreso al cuerpo. En realidad  retardar la reencarnación lentamente es posible, no evitarlo ya que el Espíritu también requiere avanzar y evolucionar.

Kardec dice que la elección del cuerpo a ser utilizado por el Espíritu depende de la prueba de evolución que este espíritu desee hacer en referencia a su evolución. Existen casos en que varios espíritus desean reencarnar en un mismo cuerpo, por eso, esa decisión que define que espíritu encarnará  en un cuerpo en particular, cabe a las entidades superiores que designen según las pruebas que va a pasar en la tierra con ese cuerpo a tomar y si ese cuerpo escogido ayudará en su trayectoria.

Kardec también habla de la interrupción sufrida por el Espíritu al reencarnar. Estas son mayores que se desencadenan después de la muerte, el espíritu sale de la esclavitud, pero en el nacimiento de nuevo entrará en él. El espíritu se embarca en un peligroso viaje, sin saber si esto va a tener éxito y alcanzar sus metas. La ansiedad del Espíritu es bastante grande, porque las pruebas que deberán afrontar en su vida le permitirá  avanzar o no en su evolución.